Los marabinos no saben cuál marca consumir. Optan por comprar los botellones porque el producto es transparente y sin olor. Se requieren de un estricto proceso para su embotellamiento, que no se cumple en la actualidad.

Compran el agua embotellada porque es la única que presentan en el mercado como un producto capaz de asegurar la salud y aumentar la calidad de vida. La familia Padrón reconoce que no se fija en etiquetas, marcas ni permisos sanitarios al gastar 20 bolívares semanales en envases de 20 litros. Apenas ayer una noticia que escucharon en la radio activó sus alarmas.

“Escuché en la radio que para saber si es agua mineral tratada, debe tener un permiso sanitario con su número. Pero nunca nos fijamos qué dice el papel, incluso desconozco la marca que compramos”, expresó Irenio Padrón, quien consume el líquido embotellado porque desde hace siete años carece del servicio por tubería en su hogar, en Los Puertos de Altagracia.

A raíz de la noticia, una nueva preocupación se sumó a la lista de Padrón. Su hija de 13 años sufre de dolores estomacales todos los días sin una causa determinada. “Sospechamos del agua que ingiere en el colegio y en la casa. Ya no sabemos cuál es de confianza, las opciones se reducen”.

Para Irenio, los riesgos en la salud son difíciles de considerar cuando en su casa no recibe el servicio para colocar purificadores especiales. A su juicio, el Gobierno nacional y las empresas hidrológicas son las encargadas, primero, de garantizar el agua potable por tuberías y, segundo, la salud de los venezolanos.

Por ahora, Padrón considera hervir el agua mineral comprada en los botellones y guardarla en jarras propias en la nevera. De esa forma piensa combatir los microorganismos dañinos y las sustancias químicas tóxicas, que resultan precursoras de distintos tipos de cáncer y son productoras de perturbaciones hormonales acumuladas en las ranuras de los envases de 20 litros.

Acción empresarial

María Larrazábal, asesora técnica de WIDE TEC LABORATORY, C.A, encargado de evaluar los tratamientos de aguas industriales en embotelladoras, explicó que las empresas deben cumplir con procesos mínimos para garantizar la potabilización antes de distribuir el producto en el mercado.

Cada una requiere una fábrica de acero inoxidable, un laboratorio interno donde se efectúen pruebas de cultivos del botellón y un sistema de lavado y desinfección. En el caso del líquido mineral, es contraindicado almacenarlo por más de 24 horas porque pierde el cloro que lo mantiene estéril y es recomendable pasarlo por tratamientos de filtración. Cada seis meses los equipos deben recibir mantenimiento a fin de garantizar la calidad del agua.

De acuerdo con Larrazábal, es necesaria una evaluación más estricta en las empresas para corregir el error al momento oportuno y no cuando el producto ya está en la calle. “No existe un gobierno encargado de chequear que el agua potable distribuida sea apta, que cumpla con la norma, los parámetros y posea los filtros adecuados”.

Problema en cifras

1996: El Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel analizó 26 marcas de agua mineral envasadas y expendidas en Caracas. El 50 por ciento de las que se estudiaron no cumplió con la calidad sanitaria exigida por la normativa nacional por tener bacterias coliformes presentes en las heces fecales de animales y adultos.

1998-2008: El Laboratorio de Microbiología del Agua, en Mérida, evaluó 11 marcas de agua mineral envasada. Seis presentaron bacterias aeróbicas y coliformes. En 2008 efectuaron otro análisis con resultados similares en 10 marcas, de las cuales otras seis incumplieron la norma sanitaria de Covenín.

2010: El Centro de Investigación de Agua (CIA) de la Universidad del Zulia analizó tres marcas reconocidas de agua mineral consumidas en una empresa de la Costa Oriental del Lago. El 99 por ciento resultó contaminada con bacterias microbiológicas, el uno por ciento restante estaba envasado en un botellón completamente nuevo.

2012: La Alcaldía de Cabimas inspeccionó siete plantas embotelladoras con análisis físicos, químicos y bacteriológicos. El líquido a envasar de las plantas presentó un desbalance en el pH por encima de 10 y 11 grados (lo normal es de 5.5 a 9.5) y bacterias coliformes.

Testimonios

Cervantes García (58)

“Desde hace siete meses consumimos botellón porque no tenemos purificador en la casa. El agua hervida sabe extraña y al asentarse le queda el barro por debajo. Cuando estaba joven tomaba el mejor líquido, lo pasábamos por granzón, arena y carbón, pero esas viejas costumbres se pierden”.

Clemencia Áñez (58)

“Tengo filtro en mi casa, pero el agua sale sucia y amarillenta desde hace cinco años. Opté por los botellones porque todos dicen que es limpia y potable. En la mañana un camión las descarga cerca de mi casa. No sé de dónde las trae, pero mientras se vea transparente la compro confiada”.

Luis Antúnez (70)

“Siempre compro los botellones porque el líquido es claro y no confío en el que sale por las tuberías ni por el filtro de mi casa. Pero el agua que compro igual la hiervo. No me fijo en las marcas, me guío por donde compran mis conocidos y vecinos, en general, en los negocios pequeños de las calles”.

 

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